Autógrafos

Más de una vez en mi vida he pedido algún autógrafo.

Creo que el primero que tuve, fue de Almendra Gomelsky, pero no estoy completamente seguro. La verdad es que debo de haber pedido autógrafos más de una vez, lo curioso es que no conservo ninguno. Me imagino que el afán de conseguirlos empezó por ver a Chespirito, que siempre nos hablaba que tantos autógrafos de tal, valían 6 veces más autógrafos de otro tío, etc.

 

Creo que lo más emocionante de pedir autógrafos, era el hecho de pedirlos y que te ligue la tontera, osea... de entre las decenas de personas que pueden arremolinarse alrededor de alguna celebridad, personalidad, o famosín del momento, ser el que consiga la dorada presea era la delicia, conseguir el trofeo al más incisivo, o quizá suertudo. En el colegio, siempre hubo alguno que llegaba con su autógrafo de algún futbolista del club al que su papá era aficionado. Hasta yo alguna vez obtuve uno del Nene Cubillas. Dónde está? Tampoco sé.

 

Hoy en día ya no hago eso, ahora si me topo con alguna de éstas personitas, la observo desde alguna distancia, tratando de reparar en algo en "especial" sobre aquella personalidad. Generalmente no encuentro nada supernatural. Simples mortales.

 

Alguna vez, hace varios años, con un amigo viajamos con la excusa de un concierto de algún grupo que ya ni recuerdo, y llegamos no sólo tardísimo al concierto, sino que la verdad cuando llegamos, nos dió pereza siquiera ir. Sin embargo, habíamos hecho tanta alharaca de nuestro viaje entre nuestros amigos, que sentimos la necesidad de probar que habíamos logrado alguna hazaña fenomenal. De manera que conseguimos papel y plumón, y acto seguido estampamos la rúbrica imaginada de algunos personajes, con frases como "para el más churro, besos", o el clásico "De Fulanito para Sutanito". Junto con nuestro souvenir rúbrico, inventamos una historia fantástica, que naturalmente dejó con la boca abierta a nuestros compañeros, todos los cuales se morían de envidia al escucharla, y se pasaban de mano en mano los documentos contemplándolos con asombro, y tocándolos sólo en las puntitas.

 

Creo que los autógrafos falsos duraron en mi billetera más que cualquier autógrafo original.

Es que... de verdad, qué valor tiene ese papelito? Claro... como recuerdo supongo. Sin embargo, yo tengo todos éstos recuerdos y ningún papelito. Y los recuerdos, hasta medio borrosos. Pero el mejor sin duda es el de los autógrafos plagiados.