Tercer Grado de Primaria

Estaba leyendo algunos posts para matar el aburrimiento, entre ellos los del Capitán Ubuntu y los de Mu y me topé con un comentario de Laura Zaferson, conocida en el mundo blogueril como "La Zaferson", sobre las cosas que pasan en 3er grado de primaria... así que me puse a hacer memoria y tratar de romper algunos de los bloqueos mentales que aparentemente levanté. Estuve revisando viejas fotos, y toda la onda, tratando de hacer memoria del algún suceso interesante... y comprobé que si bien no fue el grado en el que más golpes recibí o dí, fue el grado en que los recibí por primera vez.

El Primer Puñetazo directo al rostro:

Aún recuerdo el nombre del maldito. Se llama (o se llamaba, no sé si habrá muerto pero en ese momento deseé que Dumbo y todo su árbol genealógico se siente sobre él) Bruno. El apellido no lo recuerdo, pero retengo una vívida imagen de él. Cursaba el 5to grado de primaria y era algo así como el Rey del patio de recreo. Delgado y alto, y de cabello pajizo, con una mirada de desprecio para todo el mundo. Creo que ni jugaba... tengo la impresión que lo único que hacía era joder a medio mundo... pero ya conocen la mente infantil, tendemos a caricaturizar a la gente por ejemplo: Nuestros papás son los hombres más fuertes del mundo, nuestras mamás las más buenas y bonitas, nuestro hermano menor el más fastidioso y la hermana mayor es la chica más cool del universo, etc.
Así que siguiendo ésta lógica, Bruno era el archivillano más maldito y desgraciado de todo el colegio, con un bigotazo negro y sombrero de copa, repleto de cicatrices y tatuajes y lo más probable es que fume un cigarrazo. (Aguanta Chepis... creo que has visto "Pandillas de Nueva York" demasiadas veces...)

En fin, en ésta historia no había joven prostituta buenaza que me acaricie ni me haga mimos. En cualquier caso, mi mejor huevo , Álvaro no desfalleció en la labor de acusar al desgraciado con la profesora.

Al hecho: Me encontraba apaciblemente en el recreo junto a Álvaro conversando sobre los últimos trucos de los videojuegos de la época. De un momento a otro, vi al maldito éste acercarse muy tranquilo, haciendo imposible adivinar sus intenciones. Recuerdo haber pensado "Ok... qué quiere este tip..." y Plaf!!!! Boom!!! Boing!!! Cataplum!!!

"May day! May day! Tenemos un Chepis caido!"

El maldito se acercó y me incrustó su puño en la jeta. Sin motivo (que yo conozca), sin razón aparente.... y jamás me enteré por qué. Eso sí, jamás se me volvió a acercar... (será porque me mudé de país?).

El Primer Patadón en Los Cojones:

Tercer grado. Había recibido ya el primer puñetazo, y no pasó mucho tiempo hasta que experimenté éste  inolvidable como humillante dolor.

Como todas las mañanas, al llegar al colegio, nos formábamos ante las puertas de nuestros respectivos salones en orden de llegada. Todos poníamos nuestras mochilas una detrás de la otra haciendo una cola, para que cuando llegue el momento de formar, nadie vaya a colarse y llevarse nuestro puesto. Es que cada puesto tenía un título:

Primero: Rey del dinero.
Segundo: Rey del Mundo (O vagabundo según los del final de la cola)

y así sucesuavemente (ya no me acuerdo tanto...), pero así era la onda. Siendo un cole donde siempre se tomó en cuenta la puntualidad, todos desde Kindergarten fuimos educados en esa materia. Así que llegar primero o segundo era algo bastante bien visto entre los top5, que como en casi todas las cosas en éste mundo, éramos los mismos todos los días.

Había entre ellos uno que siempre me cayó bien, jamás me dió razones para desconfiar o nunca me trató mal. Por mi parte, tengo la ingenua idea de que nunca traté a nadie mal... aunque claro que hice mis perradas, tratando de no hacer ningún daño. A las pocas personas que alguna vez fastidié, aún las conservo como amigos/as, en cambio a él no...

Al hecho: Mañana escolar, llegué segundo (ehhh! Rey del Mundo!!!, a esa hora no llegaban los de la cola, asi que era imposible ser vagabundo) y éste joven promesa de pequeño Lex Luthor llegó tercero. Uno de mis huevos y yo nos fuimos a jugar en el patio mientras que llegaban los demás y sonaba la campana. Al ver que faltaban pocos minutos para la formación, fuimos aprestándonos a recoger nuestras mochilas y oh! Sorpresa!, había sido desplazado al tercer lugar! (cuya posición formal dentro del ranking no recuerdo). Y quién se encontraba sonriente con una mirada "semi pastrulo, semi mongolo"? El malnacido éste pes... quién más?!

Al reclamarle mi lugar, el maldito sólo sonrió sarcásticamente, y leí en sus ojos que él sabía algo más que yo. Él conocía el secreto. Él sabía cuál era mi kriptonita. Mientras que yo seguía objetándole que mueva su cuadrada mochilota de mi lugar, su pierna se alzó ágilmente, incrustando su zapato negro de modelo totalmente escolar en mi aún infantil ingle...

Crac!!! Pling.... plang....

Bodoing!

"May day! May day! Chepis caído! Chepis caído!"

Recuerdo haberme levantado al rato, con ese dolor trepador en el abdómen, totalmente imposibilitado de erguirme,  y arrastrar mi mochila hacia el salón, mientras que todos los demás me miraban con estupor... mientras "la Frau" no tenía idea de lo que acababa de ocurrir.